23 dic 2012


Osho El equilibrio Cuerpo- Mente
La medicina occidental ve al hombre desde una óptica mecánica, por lo que hasta donde puede funcionar bien la mecánica, funciona. Pero el hombre no es una máquina, el hombre es una entidad orgánica, y no necesita que se trate solamente la parte enferma. La parte enferma es solo un síntoma de que el organismo entero está pasando por dificultades. Solo se muestra la parte enferma porque es la más débil. Tratas la parte enferma, la curas... pero entonces surge la enfermedad en algún otro lugar. Has evitado que la enfermedad se manifieste, a través de la parte mala; la has hecho más fuerte. Pero no has comprendido que el hombre es un conjunto: o está enfermo o está sano, no hay punto intermedio. 
Debe tomarse como un organismo integral. Es algo primordial que hay que comprender: el cuerpo siempre está dispuesto a escucharte, pero nunca has hablado con él, nunca te has comunicado con él. Has estado dentro de él, lo has usado, pero nunca se lo has agradecido. Él te sirve, y lo hace de la manera más inteligente posible. La naturaleza sabe que es más inteligente que tú, y por eso las cosas importantes del cuerpo no se han dejado a tu cuidado, se le han encomendado a él mismo. Por ejemplo el respirar, el latido del corazón, la circulación de la sangre o la digestión de la comida, no se ha dejado a tu cuidado, de lo contrario hubieras tenido problemas mucho antes. Si la respiración se hubiera puesto en tus manos, habrías muerto. No hay posibilidad de sobrevivir si te puedes olvidar de respirar en cualquier momento. Al pelearte con alguien puedes olvidarte de respirar. Al dormir por la noche puedes olvidar los latidos de tu corazón. ¿Cómo vas a acordarte? ¿Y te das cuenta de la cantidad de trabajo que tu aparato digestivo está haciendo? No dejas de comer y crees que estás haciendo un gran trabajo. El hecho de comer lo puede hacer cualquiera. 
La sabiduría del cuerpo habrás oído hablar de los alquimistas, hombres que intentaban transformar metales básicos en oro; tu cuerpo lo hace mucho mejor: transforma en sangre o en huesos todas las porquerías que le arrojas. Pero no solo lo transforma en sangre y en huesos: con todos los elementos nocivos que entran en tu cuerpo, crea el cerebro. Del helado, de la Coca-Cola sigue formando tu cerebro; un cerebro que puede dar origen a un Rutherford, un Albert Einstein, un Buda, un Zarathustra, un Lao Tzu. ¡Date cuenta del milagro! Un cerebro, algo tan pequeño, encerrado en un pequeño cráneo... un simple cerebro puede contener todas las bibliotecas del mundo. Su capacidad es casi infinita. Es el método de memoria más extraordinario. Si quisieras hacer un ordenador con la misma capacidad necesitarías un enorme espacio para hacerlo funcionar. Y está encerrado en tu pequeño cráneo. Habla con tu cuerpo Una vez que comienzas a comunicarte con tu cuerpo, todo empieza a ser muy fácil. No hace falta forzar al cuerpo, hay que persuadirlo. No hace falta luchar con él: resulta desagradable, violento, agresivo, y cualquier tipo de conflicto creará más y más tensión. No necesitas tener ningún conflicto: deja que la comodidad sea la norma. Trata de estar atento durante siete días... Al principio parecerá un poco absurdo, porque nunca se nos ha enseñado a hablar con nuestro propio cuerpo, cuando a través de él pueden ocurrir milagros.
Ya están sucediendo sin que te des cuenta. Cuando te digo algo, mi mano lo sigue con un gesto. Te estoy hablando: mi mente te está comunicando algo. Mi cuerpo la sigue. El cuerpo está compenetrado con la mente. Cuando quieres levantar la mano, no tienes que hacer nada: simplemente la levantas. Solo con la idea de querer levantarla tu cuerpo la obedece, es un milagro. De hecho, la biología o la psicología todavía no han sido capaces de explicar cómo sucede. Por ejemplo, yo estoy hablando contigo y mi mano continúa colaborando, no hay intervalo de tiempo. Es como si el cuerpo corriera paralelo con la mente. Es muy sensible: deberíamos aprender a hablarle, y pueden hacerse muchas cosas. Escucha al cuerpo Sigue al cuerpo. Nunca trates de dominarlo de ninguna manera. El cuerpo es tu base. Una vez que comiences a entender a tu cuerpo, el noventa y nueve por ciento de tus sufrimientos, desaparecerán de la manera más sencilla. Pero no quieres hacer caso. El cuerpo dice: «¡Para! ¡No comas!».
Pero sigues comiendo, le haces caso a la mente. La mente dice: «Está buenísimo, delicioso. Un poco más». No escuchas al cuerpo. El cuerpo se siente asqueado, el estómago está diciendo: «¡Basta! ¡Ya tengo suficiente! ¡Estoy cansado!». Pero la mente dice: «Fíjate qué sabor... come un poco más». Te guías por lo que dice la mente. Si escuchas al cuerpo, el noventa y nueve por ciento, de los problemas desaparecerán sin darte cuenta y el uno por ciento restante serán tan solo accidentes, no problemas serios. Pero desde la infancia hemos sido apartados del cuerpo, nos han alejado de él. El niño está llorando, el niño tiene hambre y la madre está mirando el reloj, porque el médico le ha dicho que solo cada tres horas hay que darle de mamar. No está mirando al niño. El niño es el verdadero reloj al que hay que mirar. La madre escucha al médico, y el niño está llorando, está pidiendo comida, necesita comer ahora mismo. Si al niño no se le da de comer enseguida, se le está apartando del cuerpo. En lugar de darle comida le das un chupete. Lo estás engañando y lo estás defraudando. Le estás dando algo falso, de plástico; estás intentando distraerlo, pero destruyes su sensibilidad corporal. No se le permite a la sabiduría del cuerpo dar su opinión, es la mente la que se hace cargo. El niño se está calmando con el chupete, se duerme. Entonces el reloj dice que ya han pasado las tres horas y que puedes alimentar al niño. Pero el niño ahora está profundamente dormido, ahora su cuerpo duerme; lo despiertas, porque el médico dice que hay que darle leche. Destruyes de nuevo su ritmo. Poco a poco, alteras su organismo.
Llega el momento en que pierde el sentido de su cuerpo. No sabe lo que este quiere: no sabe si quiere comer o no quiere comer; no sabe si el cuerpo quiere hacer el amor o no. Todo es manipulado desde el exterior. Miras la revista Playboy y al cuerpo le apetece hacer el amor. Esto es algo tonto, es producto del estímulo de la mente. El acto del amor no resultará gran cosa; será tan solo como un estornudo, un alivio, nada más. No es amor en absoluto. ¿Cómo va a surgir el amor a través de la mente? La mente no sabe nada del amor. Todo llega a convertirse en un deber. Tienes una esposa, tienes un marido, tienes un amante, tienes que hacer el amor; se convierte en un deber. Ya no hay sitio para la espontaneidad. Entonces empiezas a preocuparte porque sientes, que nada te está satisfaciendo. Buscas a otra mujer. Empiezas a pensar: «Quizá esta mujer no sea la adecuada para mí. Puede que no sea mi alma gemela. A lo mejor no está hecha para mí. Yo no estoy hecho para ella, porque no me excita». La mujer no es el problema, el hombre no es el problema: tú no estás dentro de tu cuerpo, ella no está dentro de su cuerpo. Si la gente estuviera dentro de su cuerpo, nadie se perdería esa maravilla llamada orgasmo. Si la gente estuviera dentro de su cuerpo, conocería los primeros atisbos de Dios a través de sus experiencias orgásmicas.
Escucha a tu cuerpo, sigue a tu cuerpo. La mente es tonta, el cuerpo es sabio. Si consigues entrar a fondo en tu cuerpo, en todas esas profundidades encontrarás tu alma. El alma está escondida en las profundidades del cuerpo.
El cuerpo es un milagro Es extraordinariamente hermoso, extraordinariamente complejo. No hay otra cosa tan compleja, tan sutil como el cuerpo. No sabes nada de él. Solo lo has mirado en el espejo. Nunca lo has mirado hacia el interior; te darías cuenta de que es un universo en sí mismo. Eso es lo que los místicos han estado diciendo siempre: el cuerpo es un universo en miniatura. Si lo ves desde el interior es tan vasto: millones y millones de células, y cada una de ellas vivas en sí mismas, cada célula funcionando de una manera tan inteligente que casi parece increíble, imposible, inconcebible. Cada célula funciona tan sistemáticamente, de una manera tan ordenada, con tal disciplina interior, que casi parece imposible: millones de células. Setenta millones de células existen dentro de tu cuerpo, setenta millones de almas. Cada célula tiene su propia alma. ¡Y cómo funcionan! Con qué coherencia funcionan, con qué ritmo y armonía. Y las mismas células se convierten en tus ojos, y las mismas células se convierten en tu piel, y las mismas células se convierten en tu hígado, y en tu corazón, y en tu médula, y en tu mente y en tu cerebro.
Las mismas células se especializan, entonces se convierten en células especializadas, pero son las mismas células. Y cómo se mueven y cómo trabajan, sutil y silenciosamente. Penetra en el cuerpo, penetra en el fondo de su misterio. Porque son tus raíces. El cuerpo es tu tierra; tú estás enraizado en el cuerpo. Tu conciencia es como un árbol en el cuerpo. Tus pensamientos son como frutos. Tus meditaciones son como flores. Pero tú estás enraizado en el cuerpo, él te apoya. El cuerpo apoya todo lo que estás haciendo. Amas y el cuerpo te apoya. Odias y el cuerpo te apoya... Quieres matar a alguien y el cuerpo te apoya. Quieres proteger a alguien y el cuerpo te apoya. En la compasión, en el amor, en la ira, en el odio, en cada momento, el cuerpo te apoya. Estás enraizado en el cuerpo, te estás nutriendo del cuerpo. Incluso cuando empiezas a darte cuenta de quién eres, el cuerpo te apoya. Es tu amigo, no es tu enemigo. Escucha su lenguaje, descodifícalo, y poco a poco, según penetres en el libro del cuerpo y pases sus páginas, llegarás a darte cuenta de todo el misterio de la vida. Condensado, está dentro de él. Aumentado un millón de veces, está extendido por todo el mundo. Pero, condensado en una pequeña fórmula, está presente en tu cuerpo.
El cuerpo entraña todos los misterios El cuerpo entraña todos los misterios del universo, es un universo en miniatura. La diferencia entre el cuerpo y el universo es solo de cantidad. Así como un simple átomo encierra todos los secretos de la materia, el cuerpo contiene todos los secretos del universo. No necesitas salir a buscar ningún secreto, más bien debes penetrar en tu interior. Hay que cuidar el cuerpo. No deberíamos estar en su contra, no deberíamos condenarlo. Respeta tu cuerpo, ama tu cuerpo, cuídalo. Las supuestas religiones han creado antagonismo entre el hombre y su cuerpo. Es cierto que no eres el cuerpo. Pero eso no quiere decir que tengas que estar en contra de él, es un amigo. El cuerpo puede mandarte al infierno, así como también puede mandarte al cielo. Es simplemente un vehículo. Es neutral, donde sea que quieras ir, él está listo. Es una maquinaria de inmensa complejidad, belleza, orden. Cuanto más comprendemos al cuerpo, más respeto le tenemos. Albert Einstein tenía unas cualidades que no tiene su cadáver, que no puede tener. Muere un poeta, el cadáver está ahí, pero ¿dónde está la poesía? Muere un genio, tenemos su cadáver, pero ¿dónde está el genio? El cadáver de un idiota y el cadáver de un genio, son lo mismo. Al diseccionar el cadáver no serás capaz de saber si pertenecía a un genio o a un idiota, si pertenecía a un místico o a alguien, que nunca fue consciente de ningún misterio de la vida.





7  Pasos para Dominar el Ego
1. No te sientas ofendido. La conducta de los demás no es razón para quedarte inmovilizado. Lo que te ofende contribuye a debilitarte. Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las hallarás. Es tu ego convenciéndote de que el mundo no debe ser como es. Puedes degustar la vida y corresponderte con el Creador. No puedes alcanzar la fuerza de la intención sintiéndote ofendido. Actúa para erradicar los horrores del mundo, que emanan de la identificación masiva con el ego, pero, vive en paz. Recuerda Curso de milagros: La paz es de Dios; quienes forman parte de Dios no estáis a gusto salvo en su paz». Sentirse ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque.

2. Libérate de la necesidad de ganar. Al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Empeñarte en ganar es un método infalible para evitar el contacto consciente con la intención. ¿Por qué? Porque es imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, joven, fuerte, listo y con más suerte que tu, y siempre volverás a sentirte insignificante y despreciable. Tú no eres tus victorias. Puede que te guste la competencia y que te diviertas en un mundo en el que ganar lo es todo, pero no tienes por qué estar allí con tus pensamientos.  No existen perdedores en un mundo en el que todos compartimos la misma fuente de energía. Lo más que puedes decir es que en determinado día rendiste a cierto nivel en comparación con el nivel de otras personas ese mismo día. Pero hoy es otro día, con otros competidores y circunstancias. Tú sigues siendo la presencia infinita en un cuerpo que es un día una década mayor. Olvídate de la necesidad de ganar, no aceptando que lo opuesto de ganar es perder. Ese es el miedo del ego. Si tu cuerpo no rinde para ganar ese día, no importa, si no te identificas con tu ego. Adopta el papel de observador, mira y disfruta todo sin necesitar ganar un trofeo. Vive en paz, correspóndete con la energía de la intención e, irónicamente, aunque apenas lo notes, en tu vida surgirán más victorias a medida que dejes de ir tras ellas.

3. Libérate de la necesidad de tener razón. El ego es fuente de conflictos y disensiones porque te empuja a hacer que los demás se equivoquen. Cuando eres hostil, te has desconectado de la fuerza de la intención. Él es bondadoso, cariñoso y receptivo, está libre de ira, resentimiento y amargura. Olvidarse de la necesidad de tener siempre razón es como decirle al ego: No soy tu esclavo. Quiero abrazar la bondad y rechazo tu necesidad de tener razón. Aun más; voy a ofrecerle a esta persona la posibilidad de que se sienta mejor diciéndole que tiene razón y agradecerle por haberme encaminado a la verdad. Cuando te olvidas de la necesidad de tener razón puedes fortalecer la conexión con la intención, pero, el ego es un combatiente muy resuelto. He visto personas dispuestas a morir antes que dejar de tener razón. He visto como acababan relaciones maravillosas por la necesidad de ciertas personas de llevar siempre la razón. Te propongo que te olvides de esta necesidad impulsada por el ego parándote en medio de una discusión para preguntarte: ¿Que quiero? ¿Ser feliz o tener razón? Cuando eliges el modo feliz, cariñoso y espiritual, se fortalece tu conexión con la intención. En última instancia, estos momentos expanden tu nueva conexión con la fuerza de la intención. La Fuente universal empezara a colaborar contigo en la creación de la vida que la intención quiere que lleves.

4. Libérate de la necesidad de ser superior. La verdadera nobleza no tiene que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento, con constante conciencia de que no hay nadie mejor que nadie. Todos emanamos de la misma fuerza vital. Tenemos la misión de cumplir la esencia para la que estamos destinados, y tenemos cuanto necesitamos. Nada es posible cuando te consideras superior a los demás. Todos somos iguales ante los ojos de Dios. Olvídate de la necesidad de sentirte superior al ver a Dios revelándose en todos. No valores a los demás por su aspecto, logros o posesiones. Cuando proyectas sentimientos de superioridad, eso es lo que te devuelven, y te lleva al resentimiento y hostilidad. Estos sentimientos se convierten en el vehículo que te aleja de la intención. Un Curso de Milagros habla de esa necesidad de ser especial y superior: El sentirse especial siempre establece comparaciones. Se produce por una carencia que se ve en el otro y que se mantiene buscando y no perdiendo de vista las carencias que puede percibir.

5. Libérate de la necesidad de tener mas. El mantra del ego es más. Por mucho que adquieras, tu ego insistirá en que no es suficiente. Te veras luchando continuamente y eliminarás la posibilidad de alcanzar la meta, pero en realidad ya la has alcanzado, y es asunto tuyo decidir cómo utilizar el momento presente de tu vida. Irónicamente, cuando dejas de necesitar más, parece que te llegara más de lo que deseas. Como estas desapegado de esa necesidad, te resulta más fácil transmitirlo porque te das cuenta de lo poco que necesitas para sentirte satisfecho y en paz. La Fuente universal está satisfecha de sí misma, en continua expansión y creando nueva vida, sin jamás intentar aferrarse a sus creaciones por sus recursos egoístas. Crea y se desliga. Cuando te desligas de la necesidad del ego de tener más, te unificas con la fuente. Creas, atraes lo que deseas hacia ti y te desligas, sin exigir que se te presente nada más. Si valoras todo lo que surge, aprendes la gran lección que nos dio San Francisco de Asís: ... es dar cuando recibimos. Al permitir que la abundancia fluya hasta ti y a través de ti, estableces correspondencia con la Fuente y aseguras que esa energía siga fluyendo.

6. Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros. Puede resultar un concepto difícil si piensas que tú y tus logros son lo mismo. Dios escribe toda la música y canta todas las canciones, construye todos los edificios. Dios es la fuente de todos tus logros. Y ya oigo las protestas de tu ego, pero sigue sintonizado con esta idea. Todo emana de la Fuente. Tú y tu Fuente sois uno y lo mismo! No eres ese cuerpo y sus logros. Eres el observador Fíjate en todo y agradece las capacidades que te han sido concedidas, la motivación para lograr cosas y las cosas que tienes, pero atribúyele todo el merito a la fuerza de la intención que te dio la existencia y de la que formas parte materializada. Cuanto menos necesites atribuirte el merito de tus logros más conectado estarás con las 7 caras de la intención, más libre serás de conseguir cosas, que te surgirán con más frecuencia. Cuando te apegas a esos logros y crees que lo estas consiguiendo tu solo es cuando abandonas la paz y la gratitud de tu Fuente.

7. Libérate de tu fama. Tu fama no está localizada en ti, sino en la mente de los demás y, por tanto, no ejerces control sobre ella. Si hablas con 30 personas, tendrás 30 famas distintas. Conectarse a la intención significa escuchar los dictados de tu corazón y actuar con base en lo que tu voz interior te dice que es tu meta aquí.  Si te preocupas demasiado de cómo te van a percibir los demás, te habrás desconectado de la intención y permitido que te guíen las opiniones de los demás. Así funciona el ego. Es una ilusión que se alza entre ti y la intención. No hay nada que no puedas hacer, a menos que te desconectes de la fuerza y te convenzas de que tu meta consiste en demostrarles a los demás tu superioridad y autoridad y dediques tu energía a intentar ganar una fama extraordinaria entre el ego de los demás. Haz lo que haces según la orientación de tu voz interior, siempre conectada con tu Fuente y agradecida a ella. Mantén tu propósito, deslígate de los resultados y acepta la responsabilidad de lo que reside en ti: tu carácter. Deja que otros discutan sobre tu fama; no tiene nada que ver contigo.  

O como dice el titulo de un libro: Lo que pienses de mi no es asunto mio

Autor: Wayne Dyer
(Sacado del libro "El poder de la intención" de Wayne Dyer)
Recibido de Anita Hoffmann 



29 jun 2011

Comprender la enfermedad.

La enfermedad como la incapacidad de entender, admitir o percibir la distorsión interior, es dolorosa, en la medida en que "aprender la lección" se convierta en nuestra prioridad.
Todas nuestras enfermedades tanto físicas como psicológicas, igual que los accidentes o traumatismos, encierran un significado profundo; que si se comprende nos permite establecer una relación causa efecto entre ambos.

Acceder a esa información, depende de nuestra capacidad de decodificar y aceptar los mensajes que están detrás de estos acontecimientos. y por lo tanto, redirigir la energía, la acción, el pensamiento o la emoción que lo representa, lo cual a la vez nos fortalece, facilitándonos leer, entender y anticipar el efecto antes de que se manifieste.

Tener una visión mas sensible y cultivada, de la enfermedad nos permite ver, aprender y aceptar y por lo tanto intervenir con mayor rapidez y facilidad en nuestra posterior recuperación.

La visión que planteo no tiene validez dentro de la medicina occidental, por su definición y práctica materialista de la enfermedad; como predisposiciones genéticas, ya sean congénitas o adquiridas; por lo que solo le importa erradicar el síntoma, sin proveer lo que eso puede acarrear para la totalidad del organismo y sus innumerables interconexiones. En cambio con lo que nos plantea la medicina oriental, que define la enfermedad como un bloqueo energético del libre fluir en el camino de la vida, encuentro una buena similitud.

Una fácil manera de ver, como se relaciona la realidad espiritual con la realidad física, esta representada por la carta del carro en el tarot; Un carruaje que representa el cuerpo, al cochero la mente que lleva las riendas del caballo que son las emociones, y dentro del carruaje se encuentra nuestro ser espiritual, en comunicación directa con el mundo espiritual, maestros y seres de luz.

Cuando nos encontramos perfectamente alineados con nuestra esencia, tenemos una comunicación efectiva y constante con nuestro maestro interior. Cuando los mensajes se disortorcionan, y no se escuchan las indicaciones o las alertas necesarias, nuestros errores se intensifican. Andamos a ciegas, dándonos contra el mundo, y seguimos con la conducta, pensamiento o emoción equivocada, que no está en concordancia con nuestra misión.

Las indicaciones que recibimos tienen diferentes manifestaciones, primero como alguna molestia, dolor, un mal habito, el señalamiento que algo no funciona, dirección incorrecta, conducción temeraria, peligro, cansancio, etc. Estamos a tiempo de hacer los cambios pertinentes a cambio de poco sufrimiento.

Cuando no escuchamos las primeras indicaciones, nos veremos afectados con algo mas contundente, que nos obligue a detenernos; producto de una torcedura, un corte, o un golpe, que da lugar a un traumatismo y su consecuente estado depresivo, que acompaña el proceso de duelo; por las limitaciones ocasionadas por el accidente, del que toma tiempo recuperamos, lo que facilita la alineación con nuestro ser interior.

Cuando nuestros errores persisten y no tomamos cartas en el asunto para remediar nuestras acciones, pensamientos o emociones incorrectas, se desarrollan enfermedades relativamente graves, que nos obligan a detenernos, a volver a vivir las experiencias, y reproducir un esquema adecuado.

Lo relativamente grave de la enfermedad depende de la interpretación que le demos a esta experiencia, el nivel de aceptación, enfocándola como un aprendizaje, ya que nuestra curación depende de la transformación interior, que implica cambio, crecimiento transpersonal, desarrollo de la consciencia, trascendencia, confianza y entrega total a la existencia. En caso contrario seguir con las mismas tendencias autodestructivas bloquean o retrasan el proceso de curación.

Y esto ocurre con mucha frecuencia, pues "la avería en el carruaje" generalmente es una experiencia frustrante que nos conecta con ideas y sentimientos de fracaso , abandono, y perdida. Seguir en la ignorancia de creer que ésto es así, trae consigo mas sufrimiento, en la medida que escuchemos nuestro ser, igualmente la enfermedad o el síntoma toma la connotación opuesta, hay que tomar medidas lo que me ocurre es necesario, he sido un cabezota!

Estar en conexión con nuestro ser interior nos da experiencias que todos hemos experimentado, como sentirnos totalmente plenos, llenos de armonía, cuando estamos tan centrados que nos ha sido fácil ganar en algún juego o realizar una actividad con mucha precisión y sin esfuerzo, cuando experimentamos un gozo inmenso, placer extremo, amor sublime, etc. Cuando tenemos la sensación de que no estamos haciendo, que las cosas simplemente suceden. Estos son momentos percibidos como fuera del tiempo y espacio. Por eso se le ha llamado el éxtasis o iluminación, al estado continuo de contacto con nuestro ser.
Para reconocer el significado de la enfermedad o los síntomas que padecemos es conveniente hacernos preguntas como:
  • En que momento ocurrió y los eventos relacionados a nivel personal, familiar, laboral, etc.
  • Que parte, sistema o actividad afecta ?
  • Que me impide o me obliga a hacer?.
  • Pensamientos o sentimientos asociados o relacionados: Ira, amor, miedo, ansiedad o tristeza.
Responder estas preguntas nos aclara lo relacionado con las acciones, pensamientos o emociones que nos llevaron a experimentar la enfermedad. Para restablecer y mantener el contacto con nuestro ser interior es importante acudir a las siguientes practicas con mucha constancia:
  • Meditar diariamente, teniendo en cuenta postura, respiración, alineación correctas y una actitud mental de desapego. Podrías practicar las Meditaciones Dinámicas de Osho, Dinámica o Kundalini en la mañana y Nadabrama en la noche. Lo que te permite poco a poco ir silenciando el cuerpo(relajación), la mente(paz mental), y las emociones(amor universal). Por correcto me refiero a lo que te sea mas fácil realizar, que se adapte a ti, que te sea mas cómodo, procurando mejorarlo día tras día.
  • Hacer mínimo una relajación consciente diaria, tensando y luego soltando cada zona del cuerpo, hasta desconectar, o dejar de sentirlo. Liberar nuestra mente y emociones, visualizando, sintiendo y permitiéndonos todo, lo que significa ser libres.
  • Utilizar todas las medicinas a nuestro alcance preferiblemente las holisticas como la medicina biológica, ayurveda, naturopatía, acupuntura, homeopatía, osteopatía, etc.
  • Dedicarle un espacio especial a la respiración consciente que acompañe la mayoría de nuestras acciones.
  • Estar atento a los mensajes de nuestro ser en los sueños, intuiciones, coincidencias, para enfocar nuestro proceso curativo.
Podemos entonces actuar en forma bidireccional utilizando lo que tenemos a nuestro alcance para repararnos, con la ayuda de nuestro ser interior.

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15 jun 2011

Actitudes positivas para vencer las limitaciones

Por Germán Rengifo Marín. Articulo publicado en la Revista Infomedula No 20.   


1.Concentrarse en el presente. Hoy no vuelve, Lo que hagas hoy suma, lo que no hagas resta al resultado final peligrando que no llegue. En este mes se cumple mi segundo aniversario desde que fui hospitalizado, operado y quede, se podría decir desconectado desde el plexo solar hacia abajo, sin sensibilidad y sin control de esfínteres, recuerdo que lo primero que hice fue cogerme de la barandilla de la cama y girarme un poco, tensando los brazos, pensando en que se tonificaran un poco y que ya comenzaba a tener un progreso, estaba allí conmigo, en ese instante colocando mi atención en lo que tenia y podía hacer.

 2. Visualizar la acción perfecta.

Visualizar y afirmar lo que quieres mejorar o lograr
Entonces comencé a visualizarme caminando, o realizando lo que seguía, según el estado en que me encontraba, pues a medida que pude ir recuperando el movimiento en cada parte de mi cuerpo, también pude realizar una acción, como levantarme, sentarme, estar de pie, caminar en paralelas, con caminador, dos bastones, un bastón, sacando el mejor provecho de la experiencia que estaba viviendo, así fue como pensé en escribir un libro, que por cierto ya estoy terminando, sobre mis vivencias y que otros pudieran aprovechar lo que ha inspirado mi proceso de sanación y rehabilitación.

3. Hacer lo que puedo hacer, sin pensar en lo que no puedo. 

Hazlo miles de veces hasta que te salga natural. Esta actitud tiene que ver con la anterior pero merece una mención especial, los logros nos dan fuerza para seguir, lo que es difícil y se repite, termina haciéndose fácil. Lo que se cree muy difícil, termina fácilmente volviéndose imposible. Paso a paso todo se logra…

 4. No dramatizar, no hacer un drama de lo que me pasa.

  Hice algo que me reprocharon algunos familiares y amigos cuando estuve en el hospital, no hable de ello, a algunos seres queridos cercanos claro que sí, pero evite estar pensando o hablando de cómo estaba, de lo horrible o que se yo, del asunto, evite contar lo que me había pasado a todo el mundo, más bien estuve muy concentrado en la rehabilitación, siendo mis comentarios cotidianos referentes a mis progresos, como logre ponerme de pie, voy a pasar a las paralelas, ya llevo 20 sesiones de Lokomat, etc. 

5. Dejar de identificar se con enfermedad, incapacidad, invalidez, etc.

Cuando estaba recién operado, que hasta tenía que comer acostado, no me sentí ni me visualice como invalido, fue cuando me sentaron en la silla de ruedas, que ese día me deprimí un poco, pero fue momentáneo pues coloque de nuevo mi atención en practicar, mejorar algo.

6. Trabajar sobre la dificultad (oportunidad), ponérmela cada vez más difícil.

  Existe la tendencia de la gente a ayudarte a hacer las cosas, te caes y aunque suene cruel o miserable, todos corren a levantarte, pero lo que más te conviene es levantarte por tus propio medios (sin caer en extremos claro está, a veces se necesita ayuda de verdad) que si no los conoces, pues descúbrelos, y para eso son las dificultades, aunque cueste eso te entrena te permite crecer. Cuando Salí del hospital hacer la compra se convirtió en un entrenamiento, las bolsas han sido como pesas de gimnasio, colocarme las pantuflas sin ayuda es un reto diario, esto permite crecer en las habilidades perdidas, que van poco a poco regresando.
 
7. La fuerza de creer.

  Creer en lo propio, debe ser un proceso natural, practicar, persistir en la práctica continua. Dios, el universo o en lo que creas, no hará por ti lo que tú debes hacer. Esperando que alguien más lo haga por ti, ya sea dios, la familia, amigos, mujer, hijos, el tiempo, la vida, el médico, los fármacos, la enfermera, etc.…hazlo tu mismo decídete ahora mismo, este es el lugar, el momento es ahora o ya mismo…Usa tu poder personal para sanarte, identifica los lastres que no te dejan volar.

8. Dar operatividad a tu programa, utiliza tus dones y experiencia.

  Lo que nos pasa es una prueba, un reto del que hay que salir victorioso, por lo que hay que hacer acopio de todo nuestro arsenal interior, en mi caso he practicado las enseñanzas de mi profe de karate, convirtiendo la rehabilitación en una especie de entrenamiento marcial, retome todo lo aprendido como psicólogo, meditador, practicante de yoga, etc...Crea tu propia rutina…de ruta, no de rutinario.
Hoy estuve en el parque del retiro de Madrid, dando una vuelta al lago, y como ya puedo caminar sin bastón, quiero perfeccionar el caminar y poder llegar a correr…y que nadie te quite esa posibilidad de poder soñar siempre con superar tu estado actual, con el cambio, la evolución constante y consciente…sin obsesionarnos…disfrutando el caminar…que pensar en la meta no te robe la magia del instante!